Cómo nació Miel del Alma

Miel del Alma no nació como una empresa. Nació como una necesidad vital.

En 2019 soñaba con una casa que cuidara a los adultos mayores, como una guardería para el alma. Con los años, ese sueño fue cambiando de forma. La pandemia, las pérdidas personales, los silencios en mi propia familia y el vértigo de acompañar a otros le fueron dando profundidad.

Perdí a mi mamá. Después, a mi abuela. Doce personas muy cercanas a mi vida partieron en un mismo año. Mi papá se fue a vivir lejos. Me pregunté: ¿y ahora qué sigue?

Smiling parents holding and admiring their newborn baby in hospital room. New parents gazing lovingly at infant wrapped in white blanket and enjoying moment together

Descubrí que lo que más me dolía era ver a tantas personas perdidas en sus cambios: en el inicio de una carrera, en medio de una crisis, después de una jubilación. Personas sin una guía real, sin una comunidad que sostenga.

Y también me di cuenta de algo que nunca más se me ha olvidado: los mentores de verdad no son influencers. Son personas que ya pasaron por ahí. Que caminan contigo sin imponerte. Que no te venden una fórmula, sino que te abren su historia.

A partir de 2022 empecé a acercarme a quienes sí sabían. Personas que habían vivido esas transiciones, que entendían lo que significaba estar en ese momento incierto. Me preparé, estudié y me dejé acompañar.

El 1º de diciembre de 2023 dije:
"Si no es ahora, ¿cuándo?"
Y me aventé al vacío.

En un mundo que premia la desconexión, decidí crear un espacio para reconectar. Un espacio donde liberar tu magia, gritar tu música y permitirte ser tú. Sin pedir permiso. Replantearte las veces que sea necesario. Retomar el propósito. Redireccionar. Cuestionar creencias.

Encontrar a esas personas que bailen contigo cuando por fin te atreves a poner tu música en alto.

Eso es Miel del Alma.
Una plataforma que nació del alma, para que nadie más tenga que perderse para volver a empezar.